Muchos piensan que llamarse Hijos de Gaia es un poco presuntuoso por parte de esta tribu. Sin embargo el sentido de ese nombre es precisamente el opuesto. Lo utilizan para poner de manifiesto que todos lo somos. Que siempre hay una solución. Que no hay que perder de vista ese hecho fundamental. A veces van más allá, pues es cierto que incluso aquellos que sirven a Wyrm fueron creados en último término por Gaia…
Si una palabra debiera resumir su filosofía y costumbres, sería sin duda “compasión”, pero eso no hace que estén carentes de firmeza, de fuerza. Ninguna tribu trabaja más duro que ellos por la unión y cooperación entre tribus. Se trata de un grupo relativamente numeroso, pues es realmente raro que rechacen a un Garou que pida ser acogido en su seno.
Llevan con orgullo ser una tribu nacida de un acto de paz, en los tiempos remotos del fin del Impergium, pero no hay que confundir esa tendencia a la paz con la cobardía. Cuando la Rabia de un Hijo de Gaia se desborda, es tan destructiva y feroz como la del guerrero más temible. Quizás debido a ello, tienen un estilo de lucha propio, derivado de enseñanzas ancestrales de generación en generación, relacionado con un arma que no necesariamente es letal. El bastón. La filosofía básica es que si puede incapacitar, es mejor que si puede matar.
Los Hijos de Gaia combaten especialmente a través de su parentela, implicándose en asuntos de política y sociedad humanas. Opinan firmemente que el secreto del éxito en la guerra pasa por hacer que la humanidad esté del lado de Gaia, no de Wyrm o Tejedora. Eligen sus parejas y familias basándose en ideales, más que en pureza de raza o territorios, lo cual paradójicamente les ha hecho extenderse por todo el mundo.
Siguen espiritualmente al Unicornio, como adalid de paz y compasión. En Cáceres y alrededores, tiene especial fuerza y presencia uno de sus hijos mayores, Paloma, presente en cualquier núcleo urbano. Particularmente llamativo es el espíritu del Lanú. Una figura medio humana, medio cabra. Algunos sabios entre el Pueblo afirman que no es sino una versión local del Contrahecho, un espíritu “metis”.
Auspicios
Quizás el auspicio más peliagudo para un miembro de esta tribu, sea el Ragabash. No sólo debe ser esquivo, sutil y versátil, sino que además, lucha contra el estigma de débiles o cobardes que arrastra la tribu. Sin embargo, siempre sabrá encontrar el hueco para adentrarse en la rigidez de las costumbres del Pueblo en favor de la cooperación.
Los Theurge Hijos de Gaia son célebres como sanadores y cuidadores. Extremadamente atentos y concisos en sus chiminajes con los espíritus, jamás obligarán a uno a ejercer su voluntad o ir en contra de su naturaleza.
Paradójicamente, un Philodox de esta tribu es extremadamente severo. Sólo de esta manera se puede justificar una compasión que el resto considera desmedida. Sólo una pureza de decisión sin mácula, justifica esa divergencia respecto a las opiniones generalizadas, directas y sumarias.
Las canciones de los Galliard seguidores de Unicornio siempre intentarán reconfortar el corazón y el espíritu de quien las escucha, mostrando alguna enseñanza, alguna moraleja, que de pie a resolver conflictos sin que sea necesaria la sangre. Muchas de sus historias cuentan cómo otros Garou ven la verdad y rechazan el camino de la ira como norma.
Quizás ellos son quienes soportan peor el estigma de cobardes pacifistas que todo el mundo parece colocarles. Pero si tu seguridad depende de un Ahroun hijo de Gaia, puedes estar seguro que sobrevivirás. Aún si es a costa de su propia vida. Es más, puede que ni siquiera seas miembro del Pueblo, eso no alterará su decisión firme de protegerte. Y ten mucho cuidado… si ves que utiliza un bastón, corre.