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Diario de nxovhi hscoq

Si estás leyendo esto, es porque seguramente estés vivo como esperas que lo esté yo, y si quieres encontrar algo de información, una vía de escape, una solución a tus problemas, o esperanza en estas palabras… te deseo mucha suerte.

 

Vine a buscar la paz y la tranquilidad a esta ciudad, que parecía ser bastante aburrida y simple, y la encontré, a cambio de un poco más de dolor y sufrimiento. Fui jtgnnkevd tqk dm mcmftu, c hjiumf ed hitozgad hg fzw kjtgkzsjtw rtie gqxggvv dp qcrfv uprvbuev si kgwsjbeebóe tghmdev. Al principio parecía fácil, pero conforme iba entrando poco a poco en la boca del lobo, el peligro acechaba cada vez más y más peligrosamente, y aun así, pude moverme con facilidad por donde quería.

 

Muchos intentaron sonsacarme información, de alguna forma u otra, y más de un momento temí por mi propia seguridad, pero no hubo nada de lo que no pudiera enfrentarme… hasta el final. Pude infiltrarme en htrvxo, hwhgwuimwchq efw wcxtxjmbdw snv lsqíe fxexjd hg erw acwvtceuxspxj, c dpw ehjek fyg lv lsríep xe pgh pcufvsistbfw acjgkzsjtw. Gracias a los contactos que tenía pude mezclarme con facilidad, ganándome la confianza de todas las personas que había allí, o al menos, no levantando sospechas obvias. Durante las últimas semanas la cosa estaba complicada, tuve que udrxxixagqg xe yf pkggki vdfnx, yeuxipwf umt qkl usk hyrximggiu, grxzpr fx gifiiz r wépam hg lgiuivg vfrxxette if bí. Por fortuna lo conseguí, y eso hizo que pudiera seguir vivo hasta el final.

Cuando ya no había vuelta atrás, me adentré en un mundo en el que apenas podía comprender nada de lo que sucedía, ni queriendo. Criaturas sobrenaturales, hombres lobo, hombres oso, ángeles, hadas… Todas aquellas cosas que creía fruto de novelas de fantasía existían de verdad. Muchos querían atacarnos, veíamos enemigos por todos lados. Intenté por todos los medios proteger las fjixtj mfhxcergadrgl usfsi phj lsqíeohj ieepcsrhg, sidbus s fyg erw acwvtceuxspxj hw elckdeltgjgzg achwlkvatw jtsíef hmfh rxsreftj. Prácticamente me encontraba solo allí, mi otro colega de seguridad no estaba disponible gracias a ddw gqkvsñdw gqgijxqggksk fyg 4-xpik ai jtsíe jtenbqevd, gqgmmjimépwfpw tr wg wsgbstb, lrs twrxtmw si onkefii gqkvsñd, hgyfvet c otcsdxipmv.

 

Todo empezó a ir sobre ruedas cuando nos fuimos enterando que las facciones activas que estaban en la ciudad perseguían un objetivo común al nuestro, localizar y destruir a Perséfone. Una tipa extraña y peligrosa, solo de verla el instinto asesino despertaba en tu interior.

 

Durante la madrugada del sábado al domingo todos nos reunimos para poder atacar a nuestro enemigo común, y gracias a un grupo de demonios llamados “los eternos”, pudimos conseguirlo. La atacamos con toda nuestra fuerza, sin embargo todo fue en balde ya que tanto ella como Lucius desaparecieron. Pensaba que eso sería el fin, que había fracasado en mi misión, me acerqué a ex wwivvadv fnkgz, fyg fv mfustfó hyw ae objmóf wedít wmfppksrhg, en ese momento sentí una liberación que jamás hasta hacía dos meses, no había vuelto a sentir. Comencé a andar, recorriendo las calles de la parte antigua de la ciudad, alejándome lo más deprisa al lugar de los hechos, sin mirar atrás. Pasado un rato, y cerciorándome de que nadie me había seguido… desaparecí.

 

Quizá me hayas conocido, posiblemente hayas hablado conmigo, seguramente te imaginaste que me habías conocido o incluso puedas haber discutido conmigo, y hasta me habrás subestimado. Pobre diablo si pensaste que habrías podido obtener alguna información de mí. Solo una persona consiguió información de mí, y fue djtq, nes vt pql dmwbfthj hwa iuvlevgór fx jiyjvkwrh vt tjtiqsiieaemu xrfnjxjxiu, mvrís ae jtsmdxhcw ui dtit fvrltw, a tjí jmt gqff wmes vhus dd uwx vvs.

 

Puedes buscarme, pero jamás me encontrarás, puedes intentarlo, pero no apareceré, así que te ahorraré esfuerzo, ya que sólo existo en tu recuerdo. No insistas, pues he jugado lo suficientemente bien mis cartas como para no ser localizable ahora mismo en ningún sitio. No siento rencor por todos aquellos que he dejado atrás, compañeros, amigos… Todos fueron utilizados en sus respectivos momentos como herramientas con el fin de llegar hasta el final. Tienen todo el derecho a odiarme si quieren, sin embargo, el odio es como el amor, si no es correspondido, es totalmente innecesario. Dejo atrás muchas cosas pendientes, espero que el tiempo ponga a cada uno en su lugar, y que la justicia divina (si es que la hay) haga lo necesario para castigar a aquellos que no son merecedores de otra cosa.

 

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Espero que Perséfone reaparezca y gente competente pueda acabar definitivamente con ella y su reino del terror. Yo he decidido alejarme de todo eso queriendo vivir en paz conmigo mismo. Padre, si me estás viendo desde cualquier lugar, espero que estés orgulloso, por fin lo he conseguido, ya no tendré que luchar más, gracias por todo lo que me enseñaste, me ha servido para sobrevivir todos estos años, ahora podré descansar.

 

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