Roma comienza a vestirse con sus más preciosas telas rojas. El gran desfile está por comenzar y los máximos dirigentes del Senado han prometido un gran espectáculo. Los esclavos sacan brillo a las estatuas de la plaza mientras los miembros de las legiones preparan sus armaduras para desfilar junto al máximo dirigente. Y es que es el momento de las conmemoraciones, de los nombramientos y de la gran entrada triunfal del César que no pudo tener después de la conquista de la Galia.
Este momento se pospuso una y otra vez a causa de la guerra civil. Una vez se anunció en el Senado el fin de la guerra y el comienzo de la paz entre los romanos, los preparativos comenzaron y se prepararon grandes juegos para la diversión del pueblo. En este gran día... ¿Qué puede salir mal?
Política
César ha declarado que la guerra civil ha llegado a su fin. Como Procónsul de Roma, comienza a traer ideas de nuevas leyes en pro del pueblo. El nuevo dirigente de Roma comienza a escalar peldaños de una escalinata ficticia hacia una tiranía desde los ojos de unos y la salvación de Roma desde otros ya que César promete quitarse de en medio a los diez años de su mandato, una vez todo siga el carril oportuno y correcto.
Los amigos que le dieron la espalda durante la guerra civil para enfrentarse a él o huir se preparan para recibir una posible amnistía por su parte. Simplemente les ha pedido su apoyo en el Senado y de esta forma pueden volver a sus vidas habituales, a poseer sus riquezas y convivir con el resto en Roma como uno más. Esto hace que muchos patricios del lado de Pompeyo vuelvan con las orejas agachadas bajo el amparo del César, entre ellos Casio y Bruto.
Mientras tanto, Marco Antonio comienza a hacer de las suyas y a gozar de los privilegios que le ha otorgado el César para amedrentar a sus enemigos, extorsionarlos e incluso robarlos. Mientras familias como Corvus, Junio, Scipion y Adria se ven envueltas en un juego de víboras sociales entre las patricias, en el Aventino comienzan a moverse ataques violentos por “el bien de la paz” de manos de los hombres de Erastes Fulmen.
Aventino
Este barrio de Roma no es un lugar en el que sea fácil vivir. De entrada, ningún patricio residiría en estas angostas y estrechas calles. Sus casas son pequeñas, apenas contando con tan solo una habitación y muchas de ellas apiladas, pudiendo acceder a ellas por pasarelas de maderas. Abarca parte del puerto, por el cual pasan todo tipo de mercancías y su población media son militares retirados, nuevos legionarios en activos, familias de viudos o viudas e incluso familias de comerciantes con hijos. El problema de este barrio no es la población, sino quien lo regenta.
Antiguamente movido por los colegium, se organizaban como auténticas bandas armadas que luchaban entre ellos por el dominio de territorios. En algunos festejos, cuidaban del pueblo alimentándolo o ayudando a aquellos que habían sufrido daños colaterales de algún movimiento. Pero según iban pasando los años, las luchas se volvieron más sangrientas y vengativas, haciendo que sus líderes fueran más crueles.
En la actualidad, un hombre se ha hecho con el dominio de todos los colegium. Comenzó amasando poca influencia y dinero hasta llegar a ser hoy el máximo dirigente del Aventino. El nombre de Erastes Fulmen suena en cada rincón del Aventino y el precio de agredir a uno de sus hombres es demasiado alto. Fulmen no quiere problemas con el orden establecido y para ello llega a tratos que obviamente le benefician en influencia y poder.
No se puede abrir un negocio sin la venia de Fulmen. Así pasa con importantes tratos de negocios, préstamos o incluso casamientos de familias importantes dentro del Aventino. Para empeorar la cosa, su hijo Rómulo Fulmen está aprendiendo el negocio y ahora mismo trabaja sin límites en él. Su nombre es temido sobre todo en la zona portuaria donde ha arruinado algún negocio cortando el flujo de mercancías del puerto hacia sus dueños por simple capricho.
Intrigas
Los rumores corren las calles de Roma, al igual que las pintadas o el eco de los cuchicheos en el mercado. Todos salpican a todos los escaños y es casi imposible averiguar el origen o como se propaga. Algunos intentan hacer daño directamente o buscan desunir lazos y familias. A veces esos rumores son tan incendiarios que provocan divorcios, rupturas de alianzas o fuertes riñas familiares.
No se debe olvidar que solo son rumores y que sin pruebas no se pueden demostrar. Algunas veces los rumores dan paso a investigaciones o desconfianzas. Es por ejemplo el caso de la amante secreta del César. Antes y después de la Galia, su amante era Servilia de la casa de los Junio. Las calles aparecieron un día con pintadas grotescas sobre su relación con el César y ante el ultimátum de Calpurnia, este solo pudo cortar con esa relación. A raíz de esto se rumorea que César tiene una nueva amante de la cual no se conoce su identidad y su esposa se niega a creer en tal rumor. De hecho este ha desembocado en que Atia y Marco Antonio tienen un idilio entre ambos no aprobado por César.
Otro rumor es que los antiguos simpatizantes de Pompeyo preparan un movimiento en el Senado contra César para inhabilitarlo. Los nombres que más fuerte suenan son Cicerón y Casio, los que por supuesto han negado al momento tal relación.
Incluso a otros escaños como a la familia Orcus, lanistas desde hace varias generaciones, les afectan los rumores. Se dice que el pater familias oculta una esclava de increíble belleza, una diosa de piel pálida, brillantes ojos verdes y un pelo pelirrojo como el fuego que solo puede indicar ser una joya exótica de otra tierra. Nunca la han mostrado a nadie y se dice que la reservan para una gran ocasión especial.
No solo los romances y la política se tiznan de las intrigas de Roma. Salpican todo tipo de temas, lo importante es estar atento a lo que se dice en las calles para enterarse de qué problemas pueden estar por venir en Roma.
