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Damas, caballeros y bardos de la costa de la espada. Sí, soy yo, Rita Siemprebien, su reportera de confianza. ¿Se preguntaban dónde estaba? Ni más ni menos que en la ciudad sin inviernos, en la moderna Neverwinter.

He tenido el placer de ver y disfrutar el suceso conocido como “La muerte aullante”. Estas gentes de Neverwinter y su proceso apocalíptico anual. Pero ¿A quién no le va a gustar un suceso apocalíptico basado en la propagación de enfermedades?

Y lo mejor de todo, ¡nuevos héroes! 

Un montón de guerreros, magos y estrategas. Todos medio relacionados con la creadora de la plaga. Interesante, ¿verdad? Vinieron pululando sin saber que su destino está relacionado con algo mucho más grande. Y lo mejor, ¡han montado grupos! Me encantan las bandas temáticas.

Los Héroes de Faerun han descubierto a su líder o eso creen ellos. ¿Por qué el increíble y majestuoso Volothamp habrá elegido a estos ensoñados? 

Las Gentes de Neverwinter salvaron su ciudad y trataron de restaurar el mundo. Es irónico que sean la gente más ligada a la ciudad. Ya descubrirán su destino.

Los Hijos del bosque: Mis niños abrazadriades. Los pobres han descubierto que la verdad duele. Ahora que sus señoras les rechazan ¿a dónde irán?¿Romperán su contrato? ¿Se las comerá su hija de Bhaal? Que ganas tengo de ver si al cortar las flores, ganará la primavera…o no.

Los Perros salvajes han demostrado que pueden ser héroes, pero a cambio han perdido su bandera. ¿O acaso han perdido algo más en esa batalla? Se darán cuenta pronto, espero.

Las Barbas pérdidas son un grupo de enanos la mar de resultón, atractivos y bien puestos. Van a perder su hogar. No sé gente, a mi me parece que salvo la guapita el resto pinta poco en esta historia. ¿Acaso su historia solo va de cavar agujeros?

Los Hijos de la providencia viven en tiempos complejos para ser del clero. Los dioses pueblan la tierra de nuevo. Los pactos de estos sacerdotes brillan más que nunca y su misión es desentrañar qué está pasando en los cielos y por qué aquel al que llaman “El Que se Oculta” no está haciendo nada.

Y por último La sombra de la hidra, los chicos malotes de esta historia. Ya sabéis que me pierde intentar arreglarlos. Se están postulando como rebeldes y enemigos de los dioses. Irónico. Espero estar ahí el día que se den cuenta de todo, me voy a reir un poco.

Estos grupos de héroes salvaron la ciudad. Todavía no saben por qué hace lo que hace su enemigo. Tampoco saben por qué los que la crearon la hicieron. De hecho, saber, saben poco ahora mismo, pero creo que tienen lo que hace falta para lograr esta hazaña.

Ahora, son un asco para lo que importa de verdad. Una ciudad salvada y ningún amor de esos que de verdad quitan el hipo. ¡Ya no hacen héroes como los de antes!

¿Queréis saber su historia? ¿Queréis entender como continua todo esto? ¿Queréis saber qué va a pasar con la niña adoptada, la artificiera que creó un monstruo, los hechiceros que pactan con criaturas mágicas o les semidioses metamorfiques?

 

 

 

En el corazón del barrio más distinguido de Neverwinter, una mansión de piedra y madera se alzaba imponente y majestuosa. Sus ventanas góticas y sus torretas puntiagudas daban la impresión de que la casa había sido arrancada de un cuento de hadas oscuro. Esta era la residencia de Sir Aydan, un caballero renombrado por su valentía y nobleza, pero que ahora se encontraba postrado en su cama, abatido por una enfermedad inexplicable.

 

La noticia de la extraña fiebre que consumía a Sir Aydan se había extendido rápidamente. Los síntomas eran aterradores: alta fiebre, escalofríos incesantes, una piel pálida como el mármol y una debilidad extrema que le impedía comer o dormir adecuadamente. Ante la gravedad de su situación, el templo de Lathander había enviado a sus mejores clérigos para investigar y, con suerte, curar al afligido caballero. Lady Medlië al parecer había sido liberada de prisión, aunque se encuentra bajo investigación y sin poder abandonar la ciudad. Ella ha organizado esta incursión en contra de la voluntad de Lady Aribeth.

 

 

La comitiva avanzaba en silencio por el camino polvoriento, el sol de la mañana apenas lograba penetrar las nubes grisáceas que cubrían el cielo. Liderados por Lady Aribeth de Tylmarande, una paladín elfa de renombre en las tierras de Faerûn, y su protegida, Lady Eneth de Tylmarande, otra paladín elfa, el grupo había salido de Neverwinter al recibir una llamada de socorro proveniente de la aldea de Alderwick.

 

El viaje había sido largo y extenuante, pero Aribeth y Eneth no mostraban signos de cansancio. Ambas compartían una relación más profunda que la de maestra y aprendiz; eran como hermanas. Aribeth había acogido a Eneth años atrás, y desde entonces, la joven paladín había demostrado una valentía y devoción incansables.
A medida que se acercaban a Alderwick, un inquietante silencio llenaba el aire. Los bosques a ambos lados del camino parecían más oscuros de lo habitual, y la brisa llevaba un hedor que hizo fruncir el ceño a Aribeth.

- Mantened los ojos abiertos y las armas listas. - Ordenó Aribeth a sus compañeros.- El viento arrastra lamento y sufrimiento.

 

 

El sol se ponía lentamente en el horizonte, bañando la pequeña aldea humana de Alderwick en una cálida luz dorada. Alderwick, situada cerca de los bosques oscuros al noreste de Neverwinter, se preparaba para el festival de verano, una celebración anual donde los campesinos dejaban de lado sus preocupaciones y se entregaban a la música, el baile y los banquetes. Era una noche esperada por todos, grandes y pequeños.

 

Los niños corrían por las calles empedradas, riendo y jugando a la sombra de los grandes robles que bordeaban la aldea. Entre ellos, Elric, un niño de apenas diez años, jugaba al escondite con su hermana mayor, Lily. Ella era ágil y rápida, y siempre lograba encontrar los mejores escondites. Elric, decidido a no dejarse vencer esta vez, la buscaba con determinación.

 

 

Queridos héroes de los reinos de Faërun,

 

Os escribo con un corazón pesado y una mente llena de preocupación desde las tierras de Neverwinter, donde las sombras se alargan y el peligro se cierne sobre nuestras tierras. Soy Lady Aribeth, guardiana de este reino, paladín de Tyr, y hoy me veo obligada a hacer un llamamiento urgente a todos aquellos que poseen el coraje y la valentía para enfrentarse a la oscuridad que amenaza con devorarnos.

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