Todo ha cambiado. El clima ha vuelto a ser el que era en Lut Gholein. La vegetación muere bajo el achicharrante calor del desierto y todo comienza a volver a su cauce. El emisario del Califa dio su visto bueno para que Jean Iäiatos liderara la ciudad. No se veían en estas tierras muchas mujeres en una posición de poder, pero Lut Gholein tenía nueva ama.
La gente conocía lo que los héroes habían hecho por sus tierras y después de un día de celebración todos desaparecieron. De forma fugaz, no quedó rastro alguno de ellos. Las buenas gentes de Lut Gholein querían brindar más aún su agradecimiento y hospitalidad, pero la realidad es que no se quedaron mucho más.
Jerhyn había sido endemoniado hace mucho tiempo, y una serie de monstruos infernales habían pasado por la ciudad. El Vagabundo, que ya era más Diablo que Aidan, había conseguido liberar a Baal. Lucharon contra Tyrael pero el arcángel, no estuvo a la altura del poder desatado de ambos hermanos.
En el camino, Duriel, el castigado demonio menor, pereció bajo el metal de los héroes, consiguiendo así la segunda piedra del alma. Sylenna podía sentir la carga de los dos seres con ella, pero estoica, llevaría esa responsabilidad consigo misma para continuar con su cometido.