Los fuertes dominan. Los débiles se someten. Esto podría resumir la filosofía de esta tribu. El resto desconfían profundamente de ellos, pues también son adeptos del fin que justifica los medios. Se trata de un grupo de Garou que viven en una meritocracia perpetuamente puesta a prueba, ya sea por la guerra, por el Wyrm o por ellos mismos. Hay quien opina que esas tres cosas son lo mismo, pero evidentemente, nadie se lo dice a la cara a uno de sus miembros. 

Los cachorros de esta tribu aprenden rápido a temer y venerar a sus mayores, así como esos mayores temen y veneran al tótem tribal, Abuelo Trueno. La tormenta plagada de cuervos. Vivir y sobrevivir entre estos lobos se convierte en una situación constante de demostrar que eres mejor que el de arriba, mientras los de abajo te miran con ojos codiciosos. 

Costumbres heredadas de siglos pasados cuando el Pueblo podía permitirse estos juegos de poder, pero que pese a todo, perduran. Demasiado tiempo de perfeccionamiento personal y maneras de proceder tan arraigadas, que no pueden evitarlas. Esto no quiere decir que no sean fieles a Gaia y al resto del Pueblo. Les gusta verse a sí mismos como guardianes de su hermano.

La relación de un Señor de la Sombra con su parentela es delicada en el mejor de los casos. Les aman, por supuesto, son su familia… pero precisamente por eso, están sujetos al mismo escrutinio y constante puesta a prueba. Si un pariente es válido, debe demostrarlo. Dicen que en tiempos pasados les utilizaban como moneda de cambio, emparejándolos con figuras de poder entre la humanidad, salvo que fuesen parientes con un legado importante de Pura Raza, en cuyo caso se les utilizaba igualmente, pero para mejorar la especie. La Tribu. Una consecuencia directa de ello ha sido que estos parientes sean igualmente temibles, taimados, eficientes y despiadados, aunque uno tienda a verlos como pobres víctimas, o quizás precisamente por ello. Es una herramienta que no desdeñan utilizar para lograr sus fines.

En el territorio de Cáceres, los espíritus más afines a Abuelo Trueno son los Cuervos. Grajos de la tormenta y Urracas de pico naranja. Si ves un pájaro de plumaje oscuro… La Tormenta, y los Señores de la Sombra, te observan, puedes estar seguro. Así como los integrantes de esta tribu, dichos espíritus son implacables, oportunistas, y cruelmente eficientes. Es imposible pactar con ellos sin marcharte con la sensación de que has perdido más que ganado.

Auspicios

Pocas cosas deberían preocuparte más que un Ragabash de los Señores de la Sombra. Sacrificará lo que sea necesario para cumplir su objetivo. No hay nada sagrado para ellos, salvo su servidumbre a Gaia. El problema es que son ellos mismos quienes deciden los términos de dicha servidumbre. 

Un Theurge por el contrario es mucho más de fiar. Si te da su palabra, mantendrá el trato. Pero NO quieres llegar a ningún trato. Están acostumbrados a regatearle cosas brillantes a urracas y cuervos. A dirigirse a la implacabilidad de Abuelo Trueno. Eso si existe algún Theurge que realmente haya hablado con el tótem.

Si llamas la atención de un Philodox, deberías rezar porque no fuese un miembro de esta tribu. Tienen fama de inclementes, severos e implacables. No debería ser algo necesariamente negativo, salvo por el hecho de que en los últimos tiempos, ven señales de debilidad y corrupción por todas partes.

Los Galliard suelen preferir dar ejemplo con lo más tenebroso y terrible que puede suceder. El miedo es un gran acicate para hacer siempre lo correcto. Medran en una sociedad que permite todo menos el fracaso y ser pillados in fraganti. Siendo quienes deben dar voz a lo que ocurre. Peligroso negocio.

En cuanto a los Ahroun, simplemente ten en cuenta lo siguiente. Cuando no están liderando una partida de guerra o caza, están perfeccionando sus métodos. Una afinada creación de la Madre Gaia diseñada para no tener defectos. Desconfía de un Ahroun de esta tribu si NO quiere ser el Alfa…