Todo Garou tiene algo en común. No es lo único que nos define como especie, pero quizás si lo más visible, característico. El cambio de forma. Gaia nos creó con ese don. Los mitos dicen que hay Ancianos que pueden adoptar cualquier forma, real o imaginaria, pero nosotros tenemos ciertas limitaciones, que abarcan desde la forma homínida a la del lupus.
Homínido
El humano. Aunque sigue siendo un depredador, en la forma homínida, el Garou puede aparentar ser humano. Sólo aparentar. Si miras lo suficientemente de cerca, puedes sentir la Bestia agitándose en su interior. La mirada de quien acecha a una presa, la expresión de quien atiende a todos sus sentidos… Es la persona que no quieres encontrarte en un callejón oscuro.
Glabro
El casi humano. El Garou parece una persona inusualmente alta, salvaje y musculosa. Crece entre 15 y 30 cm. Y duplica o triplica su peso. Dientes y uñas crecen y se afilan, y el pelo crece abundante. El cambio no se queda en lo físico, pues un glabro tiende a encorvarse, como si estuviese dispuesto a saltar sobre su presa en cualquier momento. Incluso la palabra más suave parecerá un gruñido amenazante.
Crinos
El lobo de guerra. En este punto combinamos los aspectos más terribles del hombre y el lobo. Superando los dos metros y medio en postura erguida, una cabeza lobuna repleta de gigantescos colmillos y temibles garras. Todo el cuerpo se ve cubierto por una espesa capa de pelo, y crece una cola que utilizan para mantener el equilibrio, así como para comunicarse mediante lenguaje corporal. Difícilmente podemos hablar en nuestra forma de guerra, pero podemos utilizar el Lenguaje del Pueblo y aullar con toda la fuerza de nuestra rabia. En esta forma es realmente difícil mantener a raya la Rabia. No son pocos los hermanos de manada que resultan heridos por sus propios compañeros al no conseguir someterla.
El Impergium aún pesa en el subconsciente colectivo. Esta forma provoca el Delirio en los seres humanos, y hace que cualquier otro Garou sienta a un depredador cerca, lo cual nunca es una situación pacífica.
Hispo
El lobo terrible. La pesadilla primigenia del hombre antiguo. Tan sólo ligeramente menor en tamaño que la forma crinos, aunque la mandíbula crece en proporción, haciendo del mordisco el ataque predilecto en esta forma. No hay criatura viviente, muerta o inerte, que pueda escapar a la presa de la mandíbula hispo. Esto hace prácticamente imposible emitir palabra alguna, salvo en el Lenguaje del Pueblo, pero a cambio, se obtiene toda la agudeza sensorial de los lobos.
Lupus
El lobo. De manera similar a la forma homínida, en forma lupus parecemos lobos “normales”. Quizás un poco más grandes. Nuestros sentidos se vuelven agudos más allá de toda imaginación, y hay quien afirma, no sin razón, que es la forma más elegante de la que disponemos. Las tribus urrah, a fuerza de mimetizarse con los seres humanos, han convertido esta forma en algo que puede ser parecido a un perro enorme… despreciable. Pero es cierto que les da una ventaja esencial a la hora de pasar desapercibidos en las costras (ciudades).
Cualquier Garou puede utilizar su Rabia para cambiar inmediatamente a su forma de guerra. Cuando la necesidad acucia, el tiempo de la sutilidad y el engaño acaba. Pero es algo peligroso, MUY peligroso. Otra bendición para cualquier Garou (excepto para los Metis) es poder retornar a su forma de nacimiento en cualquier momento o situación, al instante.