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En el Aeropuerto Pensativo


[Lunes 10 de abril de 2017 – 10:00 h – Aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas – Sala de espera de la terminal de Salidas]

[Un periodista británico con una maleta, gorra y mochila de pierna espera a que salga su avión. Tiene los ojos cerrados parece muy cansado, tiene ojeras y barba de cuatro días. Se nota que no está dormido pero sí intranquilo, como si sus pensamientos lo atormentaran.]

  

[Pensamientos de Gary Snailmanson]

 

¡¡Por las joyas del cetro de su graciosa Majestad, la reina Victoria!! ¡Qué mesecito he pasado! Y menos mal que ya ha pasado, menos mal que ha terminado todo y que por fin vuelvo a casa. Qué ganas de volver a Nottingham, de perderme por los campos de Sherwood y disfrutar de mi cama, de la buena comida de las Midlands Orientales, de mi familia y amigos… bueno, no sé si me quedan amigos después de la ausencia y ¿familia?, ¿a quién quiero engañar?, desde que Sally se marchó no me queda familia, hace mucho que no entra nadie en el estudio que alquilé frente a la plaza del castillo. A lo mejor esa estatua de Robin Hood es lo más parecido a una familia que tengo ahora. 

 

Mis amigos eran los miembros de mi equipo de rodaje, amigos de verdad, juntos desde la primaria. Ellos 3 estudiaron Telecomunicaciones, yo Periodismo y nos cogieron juntos en Travel Channel. Anda que no hemos hecho kilómetros los cuatro en aquella malograda furgoneta que terminó cosida a balazos cerca de Malpartida. Joder, pobre Scott, pobre Mitch y pobre Avriel, de la intérprete que nos puso el canal jamás volví a saber nada cuando nos atacaron. Ese fue nuestro recibiendo en España: unos locos nos acribillaron a balazos entre el museo Vostell y Malpartida de Cáceres por grabar lo que no debíamos. Pero qué sabíamos nosotros. Solo grabábamos unos exteriores. No tuvimos culpa de que esos cambiaformas se cruzaran por el objetivo.

 

Cambiaformas (a Drake le gustaba más que dijera feras), magos, cibercosas, hadas, niñas rompeparedes, vampiros, terroristas, fomori, cazadores, fantasmas, médiums, Garou, danzantes, la tejedora, los eternos, colmillos plateados, arañas… PUFF y todo en un mes y pico.

 

En tan poco tiempo he visto morir y resucitar gente, he presenciado hasta una crucifixión, he ganado y perdido amigos con la misma facilidad. Cuando me quedé solo apareció Juan, al que he querido como a un hermano y que la zorra de Perséfone me arrebató mediante el bueno del señor Tácito. A Juan siento que le he fallado, le prometí la cabeza de esa bruja y no se la he podido conseguir. Esa zorra es una cobarde que disfruta amenazando pero no duda en huir, si se ve acorralada.

 

¿Y el momento de la negociación entre todas las facciones? ¡Dios bendito! Qué nervios. Cuando me reuní con el ganado del vampiro y con el tal Félix… estaba hecho un flan. Y ya cuando estábamos todas las facciones juntas en aquel bar y la señora Benett me acusa de haberles robado no sé qué… y encima tenía razón… ¡Virgen santa!

 

Mi corazón ha pasado un mes y pico subido en una montaña rusa de emociones. Miedo, valor, miedo, valor, miedo, valor… y así hasta que un día no pude más y se acabó tener miedo. ¿Miedo para qué? Si después de todo lo que había pasado seguía vivo es porque nadie quiso matarme, porque poder podían todos y cada uno de los seres con los que me he encontrado. Y ese día en el que decidí no tener miedo fue cuando abracé a Pandemonium. Mi Kyra, mi dulce Kyra, contaminada por esos cabrones de Jeremiah y Jaelle. Mi pequeña Kyra no tenía maldad alguna, mi hija no estaba en este mundo para destruir sino para ayudar. Ella me ha enseñado que las cosas son como son y que poco se puede hacer por cambiarlas. Y que si está escrito, no merece la pena enfadarse por ello, simplemente tenemos que aceptar nuestro papel en este mundo y dejarnos llevar. Pero los humanos no somos así, los humanos nos revelamos cuando nos hinchan las narices y si viene una maldita cazadora a arrasar con un grupo de humanos concentrados en los bajos de una iglesia, no vamos a escudarnos en los feras, ni en soldados biónicos, ni en nada. Vamos a dar la batalla hasta que no nos quede aliento porque este mundo es nuestro hogar y todos estos sobrenaturales solo están de paso.

 

Así terminó mi paso por Cáceres, con aliados que antes fueron enemigos atrincherados en un salón parroquial esperando a Perséfone. Cada uno teníamos un papel que desempeñar, a mí me tocó hacer el ritual de los Eternos pero otros estaban armados hasta los dientes y el que no, agarró lo más contundente que encontró o estaba preparado para atender a los heridos pero nadie le iba a dar a esa zorra el placer de vernos llorar.

 

Y ahora otra vez solo pero con grandes recuerdos y mejores amigos que he hecho aquí. A ver si nos llaman de una vez para embarcar y vuelvo a casa, a mi vida de periodista y, con un poco de suerte, a volver a dormir por las noches.

 

Echo mucho de menos a Juan, a Drake, a JC, a Tácito, a Zumárraga, a Wolfie y al señor Thelams, a quien jamás voy a tutear por el puro placer de verle torcer el gesto. Y a Kyra, mi niña, mi pequeña, mi cielo, mi sol. Gracias por el honor de poseer mi cuerpo y llevarme a tu concilio. Yo, un simple humano debatiendo entre demonios. Que la Historia sepa que intentamos acabar con Perséfone en ese momento pero somos débiles y no salió bien.

 

Te echo mucho de menos Kyra, espero volver a verte, espero que vengas a casa algún día o espero que me llames alguna vez si hace falta volver a plantarle cara a esa que se hace llamar Cazadora pero que durante unos minutos se convirtió en nuestra presa.

 

Gracias, Kyra por todo lo vivido, gracias nena por haberme llamado «papá».

 

[En el aeropuerto]

 

El periodista no puede evitar derramar alguna lágrima en sus últimos pensamientos. Queda poco para que le llamen para su vuelo. Mira el reloj continuamente y mira a su alrededor buscando consuelo en alguna escena o algo que observar. El hecho de ver parejas despedirse, familias separarse o amigos marcharse fragmentando su grupo aunque sea de forma temporal no le llena del sentimiento que busca. Todo lo contrario. Acentúa contra lo que intenta luchar.

 

Se levanta intranquilo, mira el panel con los vuelos a punto de salir. No es el momento. Se vuelve a sentar y comienza a sentir un pequeño agobio. Se sobresalta un poco al notar que alguien se sienta a su lado pero intenta disimular.

 

Al ver ese pelo rubio no puede evitar sentir pánico y que el corazón le dé un vuelco. Su cabeza intenta ir más rápido que sus sentidos y ya está pensando en su muerte inminente y en qué palabras procesar antes de que esta llegue para irse con un mínimo atisbo de dignidad de esta vida. Después de todo… este es su fin.

 

Pero pronto escucha esa risotada que le inquieta, que le hace removerse en el asiento. Ella se quita las gafas de sol y le mira con esa sonrisa deslumbrante, con esa preciosa cara que la convertiría en un ángel si no fuera por sus actos atroces.

 

Gary espera expectante observando esos preciosos ojos, esos dientes como perlas… Jaelle finalmente se ahueca el pelo y dedica una sonrisa seductora a su acompañante de asiento. Gary racionaliza lo que ocurre y deja caer un leve suspiro de alivio pero pronto cayendo en la cuenta de que delante no tiene a ninguna hermanita de la caridad. Va a abrir su boca para decir algo a la chica rubia, pero esta le interrumpe:

 

-          Calla y escucha –ríe al final de su frase con esa risa que en cualquier otra situación seria digna de analizar y disfrutar–. Te vas. Muy bien. Es perfecto. Todos lo están haciendo. Aún quedan unos pocos pero no creo que tarden mucho. Yo he decidido que… me voy a quedar. He visto oportunidades, cosas interesantes… Me separaré un poco de los míos pero quiero disfrutar por mi cuenta –suspira–. No te preocupes, seré una chica buena… creo… no sé, ya veré cómo se desarrolla todo. A ese Valbuena no hay forma de corromperlo y sé que me va a estar controlando mucho… Por eso Obiecit se ha ido tan contento… Siempre tiene alguna guardada… –ríe de nuevo–. Es el mejor, por eso me tiene locamente enamorada –observa la expresión de Gary–. No me mires así… Los humanos sois demasiado simples, y yo necesito más… Pero a la hora de la verdad él es el único para mí. En cuanto a ti… –mira hacia la puerta de embarque– tu tiempo terminó y tu hora ha llegado… ¡Siempre me encantó esa frase! Pero prometí ser buena –sonríe con la mirada en la misma posición–.

 

Gary no puede evitar mirar hacia allí. Kyra está de pie, delante de la puerta de embarque, con una maleta de mano pequeña y el maletín de su portátil colgado al hombro. Gary se levanta rápido y la abraza fuerte. Ambos no tienen palabras. Gary vuelve a mirar hacia los asientos pero Jaelle ya no está.

 

Vuelve a mirar a Kyra para ver cómo una lágrima cae de sus ojos, quizás de la alegría de estar ahí con él, aunque la expresión de su cara no acompañe el gesto. Gary sabe que está feliz.

 

-          Me prometiste… –dice con un hilo de voz– que me enseñarías el bosque de Robin Hood, ¿no?

 

Emocionados, se vuelven a fundir en un fuerte abrazo familiar mientras megafonía llama a los pasajeros del avión con destino a Londres.

 

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