Menú Principal

La Llegada a New York

Esperamos y el avión se retrasaba. Tuve un mal presentimiento.

 

“El Arquitecto” no paraba quieto en su asiento, intentaba fingir serenidad y estar vigilante a todo detrás de sus gafas de sol. Simulaba ser un hombre de negocios con una pequeña maleta que iba a coger un vuelo. Esperaba en la gran sala con los demás pasajeros de otros vuelos, una multitud enorme que no paraba quieta. Muchos de paso solo deteniéndose detrás del gran letrero luminoso, otros con las prisas tropezaban entre ellos al ver que por megafonía ya les llamaban para embarcar.

 

Kent volvió a mirar su móvil. Lo hacía demasiado a menudo. Podía pasar por alguien preocupado por un familiar o un simple fanático del trabajo. Me buscó con la mirada y le hice señal de que se calmara.

 

Estaba en una situación demasiado alejada de la puerta de embarque, apoyada frente a la escena donde creemos que se desarrollaría todo. Estamos desarmados y ellos vendrán preparados como para entrar en guerra. Confiamos demasiado en nuestra pericia y en los que vienen dentro del avión. El tonto de mi padre estaría orgulloso de lo que intentamos… Pero no había otra forma… Nos detectarían en los controles al momento.

Sonya sale del cuarto de baño y se pone a hablar con unos chicos que parecen de algún lugar de Latinoamérica. De vez en cuando me dedica una mirada de reojo a mí y a la puerta de embarque. Aun así estamos en desventaja y no sabemos con cuánto atacarán, solo proveemos el lugar. “La-Chamana-de-Fuego” así lo vio en las aguas.

 

Tengo ganas de ver a mi madre y no puedo evitar suspirar pensando en qué amenaza se abalanzará sobre nosotros cuando atraviesen la puerta de embarque… Solo puedo fijar mi mirada en el mensaje del panel luminoso: “Flight from Madrid (Spain) – DELAYED”.

 

Mi móvil vibra y como sea una tontería de Kent me voy a enfadar bastante dada la situación... No puedo evitar mirar con sorpresa el mensaje entrante: “¡Llega la caballería! – Patrick”. Esta vez suspiro de alivio… Los chicos de Camden han venido a darnos refuerzos. Pero no los veo…

 

 

 

Comenzamos a situarnos y el personal del aeropuerto se comienza a preparar. La segunda sorpresa es que Bower y dos miembros más de “La Autoridad” están haciéndose pasar por personal de seguridad del aeropuerto. La balanza vuelve a girarse de nuestro lado. Comienzan a indicar a la gente para que vayan abandonando la sala y diciéndoles dónde deben embarcar pidiéndoles que les muestren los billetes. Habremos tenido diferencias con ellos, pero la verdad es que son muy profesionales y saben estar donde deben en el momento justo.

 

La sala que antes estaba tan concurrida ahora está desértica, con estos últimos movimientos la tapadera de Kent queda algo al descubierto al ser uno de los pocos pasajeros a la vista y pudiendo ser fácilmente reconocible. Debo avisarle, pero se abre la puerta y comienza a bajar un tropel de gente de dos en dos por la puerta de embarque…

 

Todos ponemos nuestra atención en dicha puerta y vemos pasar a un montón de personas inocentes de dos en dos despreocupadas hacia el vestíbulo. Pronto Bower y los suyos entran en juego y comienzan a dispersarlos… Ya huele a muerte en el ambiente.

 

Están cerca, me lo dice mi olfato. Danzantes o Fomoris y alguno que no consigo identificar, comienzan a moverse rápido. De repente no sale nadie más del avión. ¿Dónde están? Nos miramos unos a otros sin abandonar nuestras posiciones, todos esperan una orden de mí… y yo llamo a mis adentros a la calma y a la paciencia.

 

¡Salen! J.C., ese hombre es identificable en cualquier lado y viene abriendo el frente con un… ¿el Kukri que le regalé? Tiene el pantalón levemente rasgado y algunas salpicaduras de sangre en su camiseta. Me basta su mirada para dar la orden de movilización.

 

Todo ocurrió muy rápido. J.C. dio señal a todos para que comenzaran a desembarcar y así lo hicieron. ¡Vaya séquito de gente! Por Gaia… ¿Qué hace aquí la mujer de Efialtes? Antes de llegar a su altura para preguntar desconcertada comienza el enemigo a atravesar la celosía. Las balas silban, el aire se impregna del olor a pólvora y sangre y las criaturas del Wyrm en todas sus formas se ciernen sobre nosotros. Son más de dos Primeros Equipos. Solo queda la confrontación física.

 

 

Cambiamos de forma y nos abalanzamos sobre ellos. Garras, dientes y rabia es lo que más predomina en la sala. Las balas chocan con mi cuerpo dañándome levemente. Lo siento, escoria… pero mi padre no me perdonaría caer aquí o tan siquiera salir gravemente herida.

 

Los rifles de los chicos de Camden pronto llaman nuestra atención y convierte a algunos de esos seres en cadáveres que por la inercia caen a nuestros pies. Los míos comienzan a movilizarse con nuestras tácticas de manada. Nuestra prioridad es los que bajan del avión así que vamos a escoltarlos hasta el exterior.

 

El choque del resto de presentes contra nosotros es muy fuerte. No han mandado a cualquiera, el enemigo está por encima de las expectativas normales. Pero no nos han cogido por sorpresa. Tenemos nuestra experiencia en combate. J.C. y Drake pronto se unen a nuestras filas pero es imposible evitar que balas perdidas alcance a muchos de los que son escoltados.

 

Comenzamos a perder terreno, son demasiados. Rompen nuestras filas, algunos se escapan y JC y yo nos vemos obligados a meternos entre los humanos para defenderlos. Muchos están perdidos pero debemos intentar salvarlos sea como sea…

 

Kent está bastante herido aunque aún se mantiene en pie y Sonya está demasiado expuesta. Los chicos de Camden se están movilizando hacia nuestra situación y ya veo a Patrick y a Eva aparecer por el fondo de la sala en sus formas de guerra. No es suficiente para salir de aquí con vida…

 

Miro a J.C., a la voz de la experiencia de la que tanto aprendí en el pasado en Cáceres y me dedica una mirada confiada. No teme. No está preocupado. Tiene la situación controlada. Me inspira eso mucha seguridad y aúllo intentando transmitírsela a los míos.

 

Ahora es cuando viene el factor sorpresa. El suelo cerca de los pies del enemigo se viene abajo y por un momento la batalla queda paralizada. Todos miramos sorprendidos hacia allí menos J.C. y Drake que aprovechan la distracción del enemigo para quitarse a un par de encima.

 

De ese maldito agujero no salen nada más y nada menos que el Escuadrón de la Muerte de Pentex. Natasha, K.Q., Lupo y 4-Eyes… Esto lo complica todo. ¡Pero no! Comienzan a cargar contra nuestro enemigo de una forma implacable. Se despliegan y crean una segunda barrera defensiva delante de nosotros. El choque por la retaguardia de los chicos de Camden y por vanguardia del escuadrón de la muerte hace que aplaste totalmente a nuestros enemigos.

 

Socorremos a los heridos. La mujer de Efialtes ha sido alcanzada pero ya la está tratando J.C. No siento mancha en ninguno de estos seres. Drake cubre los cuerpos de James y Elisa. Brittany parece estar gravemente herida pero enseguida se encargarán de ella… No me salen las cuentas.

  • - ¿Y el resto? – le digo a J.C.
  • - Wolfie está en camino. Diana desapareció pero fue limpiada. Héctor y Ricardo se quedaron allí, no sabemos a dónde marcharon. Aquí con nosotros solo están Marina y César, los demás… han muerto todos o no han querido ser limpiados.
  • - Comprendo, no hay mancha en ellos… no tengo problemas, salvo… - me quedo mirando fijamente a Natasha y es obvio que ella se da cuenta.

 

Avanza hacia mí y las dos nos ponemos frente a frente. Nos sostenemos bastante tiempo la mirada seria y llegamos casi al punto de chocar frente con frente. La odio a muerte. No es el momento de atacarla y por lo que veo no sé cuándo lo será. J.C. nos separa. Apela a mi segunda oportunidad diciendo que ella y los suyos se han redimido y les han ayudado a llegar hasta aquí, han renunciado a todo lo anterior y quieren ayudar a más. Me trago mi orgullo y es preferible no recordar la de muertes que ha ocasionado a mí alrededor esa bastarda…

  • - Eso tendremos que verlo… Esto no ha acabado – digo implacable a todos los presentes.
  • - ¿Qué sugieres? – dice Natasha con su risa burlona esperando un desafío. Sabe que nunca pude con ella pero que ella tampoco pudo conmigo.
  • - Nos toca contratacar. Venís los cuatro con Bishop, J.C. y conmigo. Vamos a terminar con las oleadas de ataque. Vamos a por Mensk y la alta cúpula de New York.
  •  

Contacto

Cualquier tipo de contacto que quieras realizar con la asociación envía un correo a: admin@revcc.es

Indicad en el asunto la ambientación o duda.

Información Adicional