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Esperamos y el avión se retrasaba. Tuve un mal presentimiento.

 

“El Arquitecto” no paraba quieto en su asiento, intentaba fingir serenidad y estar vigilante a todo detrás de sus gafas de sol. Simulaba ser un hombre de negocios con una pequeña maleta que iba a coger un vuelo. Esperaba en la gran sala con los demás pasajeros de otros vuelos, una multitud enorme que no paraba quieta. Muchos de paso solo deteniéndose detrás del gran letrero luminoso, otros con las prisas tropezaban entre ellos al ver que por megafonía ya les llamaban para embarcar.

 

Kent volvió a mirar su móvil. Lo hacía demasiado a menudo. Podía pasar por alguien preocupado por un familiar o un simple fanático del trabajo. Me buscó con la mirada y le hice señal de que se calmara.

 

Estaba en una situación demasiado alejada de la puerta de embarque, apoyada frente a la escena donde creemos que se desarrollaría todo. Estamos desarmados y ellos vendrán preparados como para entrar en guerra. Confiamos demasiado en nuestra pericia y en los que vienen dentro del avión. El tonto de mi padre estaría orgulloso de lo que intentamos… Pero no había otra forma… Nos detectarían en los controles al momento.

¿No sabes quién soy? Te voy a poner rápidamente al día. No llores. No te lamentes. Tu amigo no va a volver. ¿Era necesario que estallara en llamas? No, la verdad… ¿Divertido? Deberías verlo desde mi punto de vista… Tanto sollozo me cansa... ¿Puedes prestarme atención por favor?

 

Gracias…

 

Este sitio que has intentado atracar es un bar maravilloso. Lleva poco abierto pero grandes personalidades han pasado por aquí. ¿Un ejemplo? ¿Conoces a Perséfone? ¿No? Demasiada ignorancia para un hombre tan grande como tú… Tanto músculo para nada…

 

Como te comentaba, de este precioso bar, al principio engañé a mi hermana para que me ayudara en él. Se lo vendí como un sitio bonito y neutral donde la gente podría venir y hablar independientemente de su naturaleza a hablar y no sufrir daño. Ahora ella se ha tenido que marchar y me he hecho yo ama y señora de él. La gente que trabaja aquí es muy buena y lo hace genial, estoy muy contenta. Verdaderamente cumple los objetivos que dije pero… yo no hago nada por nadie así de forma altruista… Por favor sería demasiado mundano yo haciendo algo solidario, ¿te imaginas?

No. No no no no no no no no no no no no, no… ¡no! ¡NO! ¡NO! ¡NOOOO! ¡No tenéis ni puta idea de nada! Intentáis comprender… intentáis sintetizar en esas cabezas huecas vuestras. No tenéis ni idea de la gente que ha muerto. ¡Mucha! ¡Muchísima!

 

Llegué a Cáceres con una idea clara. ETHAN. ¿Dónde coño estás, soldado de los cojones? Comienzo a hartarme de tanto buscar y no encontrarte… ¡Lo voy añadiendo todo a tu cuenta para cuando te encuentre!

 

He conocido todo tipo de gente estas últimas semanas. Gente tonta, gente estúpida, gente absurda, gente loca, gente científica, gente fiestera, gente con complejo de héroe, gente que molaba un montón… ¡Puto Lucius! ¿Quién te manda morirte? Joder… ¿Sabes lo triste que está Omega? Mereces morir solo por… espera un momento… No me diste oportunidad a decirte “si te mueres te mato”… los mejores chistes se los llevan, ¿los mejores?

... Nunca volveré a ser esa mujer. Reniego de ese nombre igual que de las atrocidades que cometió la mujer que fui. Tengo aún muchos pecados que expiar, pero lo acepto convencida de que esto es, por fin, lo que debo hacer.

 

Ahora puedo ser quien realmente soy, sin esconderme, sin nombres falsos, sin miedo a ser descubierta. Puedo ser por fin Alejandra Carpenter y utilizar el nombre Megabyte como bandera en lugar de como un disfraz.

 

He estado pensando mucho sobre ello, y creo que es justo que sepáis quién soy y quién fui. Cuando huimos con JC y Drake a Nueva York recibimos un ataque de Pentex, y aunque contamos con unas defensas excepcionales, temo que esos Primero Equipos puedan lograr sus objetivos más adelante.

 

Ojalá esta carta la leamos juntas dentro de unos años, en lugar de que tenga que entregárosla tía Natasha o algún miembro del Túmulo cuando empecéis a hacer demasiadas preguntas sobre quiénes eran vuestros padres.

Tontos, imbéciles, anormales, bobos, memos, deficientes, retrasados, estúpidos, simples, cretinos, incultos, ignorantes, catetos, torpes, zopencos, mentecatos, majaderos, engreídos, presuntuosos, petulantes, fantasmas, burros, gaznápiros, gilís, majaderos, necios, peleles, zoquetes, botarates… Podría estar así todo el día y no habría calificativos suficientes para describir a toda la panda de individuos con la que tuve que cruzarme ese fin de semana.

 

Me infiltré entre vuestras filas con un diminutivo de mi nombre y no pudiendo evitar realizar ciertos gestos de los que tengo manía. Os he manipulado y esclavizado a mi antojo, usándoos como moneda de cambio, mutilándoos a mi gusto o especulando con vuestros sentidos.

 

Os he ejecutado a algunos delante de vuestros amigos y familiares. Su reacción fue un patético temblequeo, lloros e improperios por la espalda. Alguno tuvo el valor de decir algo de frente. No obstante… nadie dio la vida por vosotros. Nadie se atrevió a dar un paso al frente de valentía. Nadie quiso servir mi causa de forma fiel. Por eso estáis muertos.

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