Alexandra me recomendó escribir para desahogarme, pues no encuentro con quién puedo.
Ha pasado ya un tiempo desde que te fuiste. Desde que nos dejaste… Duele. En la cabeza, en el corazón, en el alma… Nunca creí que escribiría cosas así.
No solo te extraño y te echo en falta. Te necesito conmigo. He pateado muchas sendas tanto de aquí como de más allá, intentando buscar indicios, mensajes tuyos, pero nada. Cómo tú decías, moriste una vez y perdiste tu nombre… Ahora has muerto de verdad, de forma definitiva.
Me doy la vuelta en la cama y aún encuentro tu olor impregnado en la almohada. Me muevo por la casa y cada rincón, cada objeto, cada habitación… me trae a la memoria una escena contigo que no puedo borrar de mi mente. No sólo no puedo, no quiero.