Algunas heridas se han abierto y escucho el sonido seco de más balas aplastadas caer al suelo del baño, ahora me doy cuenta de que tengo ese feo collar en mi cuello, lo agarro para arrancarlo, palidezco al pensarlo y tan solo lo aprieto fuerte en mi puño, me hace sangrar, recuerdo que me lo dio la bestia.
Me ducho, al menos mi albornoz está limpio y me reconforta ponérmelo, me calzo unas babuchas de forro suave de piel de camello y salgo despacio de la destrozada habitación, camino de otra sala más pequeña tras atravesar un salón con chimenea. Casi todo está intacto, algo de barro y poco más. Entro en la sala preparada como un vestidor, con algunos trajes y camisas, escojo un traje gris, elegante, camisa y corbata a juego, me encanta vestir bien cuando tengo que huir de un país.
Recojo lo que puedo y lo meto en el maletero del coche.